"Hace falta mucha imaginación, para leer la realidad"
Es uno de los más grandes artistas españoles y a los 75 años ha dejado atrás la polémica sobre la pervivencia del realismo figurativo. Su obra es, por encima de todo, una reflexión sobre el tiempo: el tiempo humano en medio de la eternidad.
Antonio López trota ligero por la empinada calle que conduce a su estudio en el barrio madrileño de Los Rosales. No trae aspecto de artista al uso. Pero es eso lo que quiso ser. Lo que es. Alpargatas, pantalón de pana color miel, tirantes, camisa azul abotonada hasta el cuello y una grandota bolsa negra colgada en bandolera. Nada en sus 75 años delata tampoco el menor signo de fatiga, ese aire vencido que deja el paso del tiempo en algunas personas. Saluda amistoso. El estudio es pequeño y abigarrado, con montones de viejas fotografías, caballetes y moldes de escayola que parecen haber estado allí toda la vida. Al poco, en la minúscula cocina donde apenas se puede dar un paso, este hombre admirado y discutido, merecedor del premio Velázquez en el 2006, para muchos uno de los artistas imprescindibles del siglo XX, prepara un té mientras se resiste a hablar de sí mismo en pasado. Él sigue ahí, alerta, sin renunciar a nada, preocupado por el futuro, por su obra, quizás ansiando más y más… Se considera un esforzado pintor y escultor. Un trabajador del arte. Y mientras lo cuenta resulta asombroso y conmovedor imaginarlo, de aquí para allá, por las calles de Madrid, con su caballete y su caja de pinturas, sentado en una silla de playa tratando de atrapar la luz de un atardecer. Una imagen que probablemente se extinguirá con él. Estos días anda algo tenso, echándole un nuevo pulso al tiempo por ver si aún puede concluir algunas de las obras que se exhibirán en la gran exposición que le dedica este verano el Museo Thyssen-Bornemisza, a partir del próximo día 28 y hasta el 25 de septiembre. Lo explica con una mezcla de fastidio y resignación, clavando en su interlocutor esos ojos vivaces y transparentes que tantas veces a lo largo de la conversación estallarán, de repente, en una carcajada cómplice.
0 comentarios:
Publicar un comentario